.

.

viernes, 30 de mayo de 2014

02.11.2013


     Hay  algo que duele y destroza de una forma que ni puede explicarse, ni puede compararse. Es el saber que siempre terminas entre lágrimas por algo que no puedes cambiar, algo tan arraigado en tu ser, una faceta tan desarrollada en ti que deberías volver a nacer para cambiarlo, llámenlo egoísmo, timidez, mentira... cada uno sabrá reconocerlo si le ocurre. Cuando esa parte se vuelve en tu contra sufres de una manera chocante, sufres por ti y contra ti. Te sientes triste y te sientes estúpido por ser el único culpable de tu infelicidad. Te sientes impotente por saberte incapaz de cambiarlo,pese a ser consciente de que es cuestión de tiempo que vuelva a repetirse. Y mientras te destroza a momentos y con constancia. Lame el tiempo con paciencia porque sabe que volverá a ocurrir. Que volverás a hacer que ocurra. Duele ser tu propio enemigo. Duele saber que estás condenado a vivir compartiendo tu existencia con una parte de ti que terminará destruyéndote.



No hay comentarios:

Publicar un comentario